martes, 20 de enero de 2009




Al mal tiempo…tiempo de amar.

Muchas veces, nos recargamos de trabajo las 24 horas del día para tratar de olvidarnos de los problemas y cargas que llevamos en la espalda, pero siempre hay una hora o algún instante, donde la vida nos recuerda nuestros pesares quizá sea cuando nos encontramos en nuestra cama y arropados con la cobija de la soledad, en medio de la noche oscura y el silencio aturdidor de un día cualquiera, después de tanto trabajo, abrimos los ojos y una inmensa soledad invade el alma y nos preguntamos ¿Por qué? Eso es simple de responder…porque realmente estamos solos y nos escondemos detrás de tanto trabajo para no caer en la realidad, sin darnos cuenta que el minutero de la vida tiene rato dando vueltas y no tenemos a nuestro lado a esa persona especial con la que soñamos pasar el resto de nuestras vidas, en los momentos buenos como también en los malos, que nos diga que nos ama, cuando sintamos que todo acaba y que no hay nada, que se funda en nuestra piel en medio de lagrimas, gemidos, dolor y placer o que simplemente nos devuelva la vida con una sonrisa al término de una caricia.

De repente comenzamos a pensar y nos preguntamos ¿Por qué no acepte aquella cita del otro día? Después de reflexionar nos damos cuenta que es culpa del miedo, ese temor interno que tenemos es un impedimento que debemos superar y vencer, así nos persigan los recuerdos de un pasado doloroso, porque muchas veces por miedo nos cerramos, nos limitamos, a hacer cosas que nos pueden quitar las ataduras que nos mantienen los pies sobre la tierra y nos llenan de preocupaciones y tristezas a diario.

¿Cuántos de nosotros hemos dejado de amar por temor a salir con las tablas en la cabeza? Cuando hemos fracasado tantas veces nos quitamos el armadura sin ganas de seguir luchando y al quitarnos esta , nos damos cuenta que nuestro cuerpo esta llenos de grandes rasguños, raspones y cortadas en el alma que nos duelen e impiden sumergirnos en esa preciosa playa, llamada amor que nos gusta tanto, por temor a que el agua salada haga arder nuestras heridas.

La vida es una ruleta rusa que nos lleva a apostar, muchas veces perdemos, pero también ganamos y créeme el mejor premio que obtuviste en la vida fue el milagro de vivirla, de sentirla, de aprenderla, porque de eso se trata, de aprender lo que la vida te enseña y si la vida se trata de apostar y después esperar a ver qué sucede ¿Por qué no apostar en el juego del amor? Si enamorarse es una locura, una aventura perfecta que nos hace despegar los pies del suelo, caminar entre las nubes y admirar de cerca la belleza de la que es testigo y cómplice de cada caricia, de cada beso, de cada susurro de deseo al oído de un amante, la luna.
Piénsalo bien porque el amor es una fuente de vida que alivia tu alma, llena tu corazón, te da alegría, te hace soñar despierto, te hace volar, te hace pensar que la vida es una sola y la haz de disfrutar.
Así que es hora de soltar cadenas, de abrir ventanas de esperanzas, espolvorear recuerdos que ya ni vienen al caso y bañarnos en esa playa, bajo ese sol radiante que hace que nuestra piel arda, que nuestros cinco sentidos se conviertan en uno para disfrutar de ese momento que nos regala el tiempo, es hora de darte la oportunidad de amar y que te amen
Recuerda que el minutero sigue dando vueltas y el reloj de la vida no espera.

Catherine Jiménez.

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